
El caso es que entre diversas lindezas de la carta hay una frase (hay varias, pero ésta tiene su miga) que me ha sorprendido especialmente en la que califica a las compañías farmacéuticas y a los gestores (entre los cuales creo que me toca estar) de desalmados. Reconozco que es un puntazo, porque en mi vida me han llamado muchas cosas, tanto en lo personal como en lo profesional (como a todos, a ver si vais a pensar que yo soy peor que la media), pero desalmado no me lo habían dicho nunca.
Y puestos a investigar he buscado en el diccionario de la RAE y las tres definiciones que da son las siguientes:
1 Falto de conciencia, 2 cruel, inhumano, 3 privado o falto de espíritu. (creo que la 3 la eliminamos porque se refiere a temas trascendentales y no es el caso).
La cuestión es que no sé si no tenemos conciencia o somos crueles e inhumanos (a saber qué es peor). Lo curioso es que las medidas que hemos tomado en el Servicio Extremeño de Salud se deben precisamente a que nuestra conciencia (que a lo mejor resulta que sí tenemos) nos dice que el dinero de todos los extremeños debe emplearse de la manera más eficiente posible y que si dos medicamentos son bioequivalentes (y por lo tanto su eficacia clínica esperable es la misma) deberíamos favorecer que se prescriba el de menor coste, porque lo pagamos todos. Por lo tanto, respeto las demás opiniones, pero en mi opinión sí que tenemos conciencia (y la mía particularmente está bastante tranquila). Es más, me parece que más intranquila la deberían tener los que defienden intereses particulares que los que defendemos los recursos de todos. Y digo "defendemos", aunque no siempre se consigan los objetivos y mucho menos llueva a gusto de cada uno.

Hoy os recomiendo un libro que leí hace tiempo y que es diferente, no sé si influyó que estaba muy lejos de mi gente y de mi tierra o que realmente te toca la fibra.
Admirable tu templanza en la forma en que la has contestado a esa "carta". Me ha recordado el chiste en el que a un obrero de unos hornos de fundición le llevan a juicio y Su Señoría le preguntó si era cierto que lanzó insultos, e injurió violentamente contra uno de sus compañeros, a lo que el obrero contestó que NO era cierto, que solo le dijo, "Manolo, ten cuidado por favor, porque al volcar el hierro fundido, se te ha caído un poco sobre mi espalda, y me ha dolido bastante."
ResponderEliminarMe ha dado la impresión que te has expresado como hay que hacerlo en público, ... jejej, ... aunque todos sepamos que tu primer pensamiento seguro fue casi idéntico a las palabras reales del obrero. Feliz Navidad amigo. Gustavo