lunes, 19 de diciembre de 2011

La hora de los pacientes

Hacía ya un tiempo que no escribía nada por estos lares, era la misma situación que vives cuando dejas algo pensando que mañana lo harás, luego lo dejas otro poco, después un poco más… y al final pasan meses y sigues sin haberlo hecho.
Tampoco es que esto sea muy leído, así que no creo que se haya notado mucho, aunque lo cierto es que me gustaba de vez en cuando escribir alguna cosilla, alguna opinión sobre lo que nos rodea y sobre la situación que atraviesa la prescripción farmacéutica, sobre algo que leo, algo que me cuentan, alguna noticia especialmente curiosa… en resumen, contar lo que pasa por la cabeza sin ánimo de molestar ni de incordiar mucho, esperando que alguna vez al menos sirva para generar algo de debate o para dar otro punto de vista sobre las cosas.
Y mira que hay cosas que decir, especialmente ahora que estamos viviendo momentos raros en el mundo de la farmacia, de los medicamentos, de la sanidad en general. La crisis económica , los cambios políticos, las nuevas normas que afectan a los medicamentos, la situación de las oficinas de farmacia, los miedos a la sostenibilidad o no del sistema, la propuestas de ticket sanitario, de gente que habla de copagos…
Lo malo de todo esto es que corremos el riesgo de olvidarnos del protagonista de la película, que debe ser el paciente. Pero también a él le toca ahora más que nunca asumir su papel de una manera más activa, no puede desligarse de lo que nos rodea y tiene que saber que sus decisiones afectan a los demás. Tiene que tener muy claro que los tratamientos hay que cumplirlos, que si ya tiene el medicamento en casa no debe ir a por más, que no puede ir al médico a “exigir” que le prescriba tal o cual cosa, que no se puede ir a urgencias saltándose todos los trámites y pasos previos por un problema leve, que el tiempo que el médico, el personal de enfermería o los administrativos le dedican a él se lo están quitando a otros que quizás lo necesiten más y sobre todo tiene que interiorizar la idea de que él es parte del sistema, que la Sanidad Pública es precisamente “Pública” porque es de todos (también suya).
Puede sonar un poco inocente, pero pienso que cada uno tiene que esforzarse en hacer su parte más todavía y sobre todo empezar a contar más con los pacientes, pero no porque el profesional sanitario no haya contado con ellos, sino porque el propio paciente ha sido un actor pasivo en esta película y se ha dejado llevar. Supongo que todo esto se arregla con información por parte de los profesionales y con interés por parte de los pacientes, así que tendremos que ponernos manos a la obra para conseguirlo. Y hay ideas sobre el tema, porque esto no es nuevo; hay escuelas de pacientes, la figura del “paciente experto” (que me recuerda mucho a la admirable figura del promotor de salud de la selva peruana), las asociaciones y demás grupos, por no hablar de la encomiable labor que muchos profesionales realizan en sus consultorios o en las oficinas de farmacia cada día informando y educando.
Espero que esto poco a poco vaya confluyendo hacia un punto de mejora, hacia un reparto de responsabilidades, de derechos y de deberes, sin abusos pero también sin sentirse excluidos. Es un trabajito para todos, ya veremos si lo conseguimos.

 Y por no perder las buenas costumbres os recomiendo encarecidamente que leáis “El hombre anumérico”, de John Allen Paulos que es una estupenda manera de ver cómo nos desinforman, nos despistan o nos engañan… pero de una forma divertida.
  

3 comentarios:

  1. Se sigue y se leen las cosas interesantes que escriben las personas interesantes. Como ésta. Como tú. Saludos. Paco Cc.

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  2. Gracias amigo, sé que no eres objetivo, pero aun así es estupendo que digas eso

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  3. No sé si será muy leído este blog, sólo sé que quienes lo leemos somos fieles. y, como fiel seguidor ( y anónimo) esperaba la continuación del mismo. Quiero aprovechar este espacio para agradecerle su escritura. Del mismo modo quisiera felicitarle por el proyecto que lleva a cabo en residencias de ancianos. Ya era hora de que alguien se preocupara de ellos, de su salud y de la eficiencia en su cuidado. Enhorabuena, no sólo or poner en práctica esa idea, sino por mantenerla, defenderla y reforzarla.
    Lo dicho: enhorabuena por ambas cosas.

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